lunes, 23 de septiembre de 2013

5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos

  1. Aprenderse los nombres. Puede parecer una obviedad, pero es algo a lo que hay que dar mucha importancia. A veces nos encontramos con profesores que, pasados varios meses, aún no conocen el nombre de sus alumnos o los confunden con asiduidad. Sé que habréis oído quejarse a vuestros compañeros de que tienen muchos alumnos y que lleva su tiempo aprenderse todos los nombres. Eso no es cierto. En pocos días se puede conseguir si os lo proponéis. Hay montones de trucos para aprenderse los nombres de los alumnos. Algún día os hablaré de ello. Otro consejo que os doy relacionado con este primer consejo es evitar llamar a vuestros alumnos por su apellido. No me digáis por qué, pero la experiencia me ha enseñado que una gran parte del alumnado odia que le llamen por su apellido. Cierto que existen varias excepciones y en ese caso y bajo la petición del alumno podéís hacerlo. Pero llamar a un alumno por su nombre no hace más que crear un distanciamiento entre tú y el alumno debido a su excesiva formalidad.
  2. Tener buena memoria. Por buena memoria me refiero a aquellas pequeñas cosas que para nosotros son poco importantes, pero que para nuestros alumnos significan muchísimo. Preguntarles por el partido del fin de semana contra su eterno rival, felicitarles por la consecución de un logro, interesarse por sus mascotas, mostrar interés tras una enfermedad, pérdida de un familiar o percance. No os podéis imaginar lo mucho que lo agradecen. Recordad sus caras si alguna vez lo habéis llevado a cabo.
  3. Mantener el contacto visual. Es muy frecuente que al principio o al final de la clase se nos acerquen los alumnos para preguntarnos alguna cuestión. En ese momento solemos estar pendientes de muestro material escolar y descuidamos el contacto visual con quien nos habla. Si no le miramos, el alumno captará que nos importa más lo que estamos haciendo que no lo que nos está diciendo.
  4. Escuchar en lugar de oír. La Escucha Activa consiste precisamente en diferenciar la palabra oír de la palabra escuchar. OÍR no es más que percibir sonidos, mientras queESCUCHAR consiste en entender aquello de lo que se nos habla.
  5. Cambiar las preguntas cerradas por las preguntas abiertas. Un factor que nos puede ayudar a empatizar con nuestros alumnos tiene que ver con la forma con que formulamos las preguntas. Al interactuar con un alumno hay una gran diferencia entre preguntarle ‘si está preocupado’ a preguntarle ‘por qué está preocupado’. Mientras la primera pregunta se responde con un simple SÍ o NO, la segunda implica un por qué que creará un vínculo emocional entre tú y el alumno que debes aprovechar.

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