sábado, 16 de marzo de 2013

Comité en defensa de la estupidez


La noticia que un 86% de aspirantes a profesor de primaria en la Comunidad de Madrid fue incapaz de aprobar un examen de conocimientos generales para niños de doce años debería haber dejado a todo el país universalmente horrorizado. Estamos hablando de gente que quiere dar clases en el sistema de educación pública que son incapaces de responder las preguntas que estarán haciendo a sus alumnos. Son tipos que presuntamente se han tirado cuatro años en la universidad aprendiendo cómo educar a chavales, y que tienen problemas graves con el sistema métrico decimal. Es sencillamente patético.
La reacción de los sindicatos, sin embargo, ha sido aún peor. Ante la evidencia que un 86% de tipos que aspiran a maestro la comunidad son más estúpidos de lo que la sociedad requiere de un niño de doce años, se han quejado primero que hacer públicas las notas de los exámenes son un ataque a la educación pública, y segundo que lo importante en todo caso no es que el profesor sepa cosas, sino que tenga antigüedad experiencia.
La verdad, es que uno ya no sabe qué cara poner. Entiendo que los sindicatos quieren proteger a los suyos, etcétera, pero decir que uno no puede llegar a aprobar un examen para pre-adolescentes porque el temario se hizo público sólo con cinco meses de antelación y hablar de armas arrojadizas da vergüenza ajena. Sabemos que tener buenos maestros mejora el aprendizaje de los alumnos, y sabemos que la experiencia docente tiene poca relación con lo bueno que es un profesor. Creo que lo mínimo exigible es que el tipo al menos sepa de los que habla, algo que en vista de los resultados no es nada habitual.
escrito por  el 15 marzo, 2013 en Sociedad

No hay comentarios: